Ultimátum


Un ruido sordo me despertó. Abrí los ojos, sobresaltado. ¿Dónde estaba? Algo desorientado, miré alrededor, esperando reconocer cualquier cosa del lugar, pero no identifiqué nada como algo conocido.

Me encontraba en una pequeña habitación con un aspecto algo anticuado. Había, frente a mí, un armario de madera de roble, con la puerta entreabierta. A través de la rendija, se podía apreciar la tela blanca de una camisa de algodón. A mi derecha, junto a la cama, una pequeña mesita con una lámpara y un reloj. ¡Ése había sido el culpable del estridente ruido que me había despertado! En el centro de la habitación, descubrí una mesa de café redonda repleta de cosas. Agudicé la vista, tratando de ver lo que había sobre ella: papeles.

Sacudí la cabeza y me senté en el borde de la cama. Normalmente, cuando despiertas, tardas unos segundos en recordar lo acontecido el día anterior. Sin embargo, esos recuerdos no llegaban a mi mente.

Un momento... Ni siquiera podía acordarme de mi propio nombre, de quién era yo.

"¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué está pasando?"

Casi como por arte de magia, empezó a sonar la melodía del tono de llamada de un teléfono móvil.
Salté de la cama, rebuscando bajo los papeles hasta dar con un pequeño teléfono. Tenía un aspecto realmente antiguo, como los Nokia que se empleaban hacía veinte años. Por favor... ¡Ni siquiera tenía colores en la pantalla!

Descolgué la llamada y me acerqué el teléfono a la oreja izquierda.

- ¿Diga?

- Gracias a Dios, ¡por fin te has despertado! - exclamó una voz suave al otro lado de la línea. Sonaba aliviada. - Escúchame, Max, tenemos un problema.

¿Max? Así que ese era mi nombre...

- ¿Qué ocurre? - pregunté, fingiendo que nada me ocurría.

-Alguien ha matado al número tres.

Por alguna razón que no alcanzaba a mi comprensión, aquella noticia me dejó una extraña desazón.

- R ha ordenado que todos los guardianes os evacuemos a todos. Coge uno de los pasaportes falsos y nos vemos en el aeropuerto en media hora.

- ¿Adónde vamos?

- No lo sé. Ten cuidado... - y colgó.

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